sábado, 14 de enero de 2012

ESTUDIANTES CON ASPERGER


Estudiante con Síndrome de Asperger

Orientación para Profesores

Karen Williams

Universidad de Michigan
Centro Médico
Hospital Psiquiátrico para Niños y Adolescentes


Los niños diagnosticados con el síndrome de Asperger (AS) constituyen un reto especial en el medio educativo. Al ser normalmente considerados como excéntricos y peculiares por sus compañeros de clase, sus habilidades sociales inapropiadas les hacen a menudo ser "chivos expiatorios". A su "rara" presencia, se le añade cierta torpeza motora y un interés obsesivo por temas extraños. Los niños con AS no entienden bien las relaciones humanas y las reglas sociales convencionales. Su inflexibilidad y su falta de capacidad para aceptar los cambios hace que estas personas se estresen con facilidad y sean emocionalmente vulnerables. Al mismo tiempo, los niños con AS (la mayor parte de los cuales son chicos) poseen una inteligencia media o media-alta y tienen una capacidad de memoria mecánica muy elevada. La concentración exclusiva en sus áreas de interés puede conducir a grandes éxitos en un periodo posterior de su vida.
El síndrome de Asperger se considera un trastorno situado en la parte más alta del espectro autista. Comparando a las personas dentro de este espectro, Van Krevelen  observó que los niños autistas de bajo funcionamiento "viven en su propio mundo", mientras que los niños autistas con un nivel alto de funcionamiento "viven en nuestro mundo, pero a su manera".
Obviamente, no todos los niños con AS se parecen entre sí. De igual modo que cada niño con AS tiene su propia personalidad única, los síntomas "típicos" del AS se manifiestan de modo diferente en cada una de las personas. En consecuencia, no existe una receta única que se pueda aplicar en clase para todos los niños con AS, al igual que ningún método educativo responde a las necesidades de todos y cada uno de los niños que no están afectados por el AS.
A continuación, se describen siete características que definen el síndrome de Asperger, seguidas de sugerencias y estrategias para tratar estos síntomas en la clase (las intervenciones en las clases están ilustradas con ejemplos basados en mi propia experiencia como profesora en la Escuela del Hospital Psiquiátrico para Niños y Adolescentes del Centro Médico de la Universidad de Michigan). Dichas sugerencias se ofrecen en su sentido más amplio y deben ser adaptadas a las necesidades específicas de cada estudiante con AS.
Insistencia en las rutinas
Los niños con AS se encuentran fácilmente sobrepasados frente a mínimos cambios, son altamente sensibles a los factores ambientales estresantes y a veces actúan de forma ritual. Están ansiosos y tienden a preocuparse de modo obsesivo cuando no saben qué esperar; el estrés, el cansancio y una sobrecarga sensorial les desequilibran fácilmente.
Sugerencias de Programación
  • Proporcionarles un ambiente predecible y seguro;
  • Minimizar las transiciones;
  • Ofrecer una rutina diaria constante: el niño con AS debe entender la rutina diaria y saber lo que le espera, para poder concentrarse en una determinada tarea;
  • Evitar las sorpresas: preparar al niño minuciosamente y con anticipación frente a actividades especiales, cambios en el horario o cualquier otro cambio en la rutina, por mínimo que sea.
  • Aliviar su miedo a lo desconocido exponiendo previamente al niño a la nueva actividad, profesor, clase, escuela, campamento o lo que sea tan pronto como sea posible, una vez que se le ha informado del cambio, para prevenir una preocupación obsesiva (por ejemplo, si el niño con AS tiene que cambiar de escuela, debería conocer a su nuevo profesor, darse una vuelta por su nueva escuela y ser informado sobre su nueva rutina antes de que empiece a asistir de modo regular a la nueva escuela. Durante los primeros días, deberían asignársele tareas similares a las de su antigua escuela para que el niño tenga una rutina que le es familiar dentro de su nuevo entorno. El profesor que le reciba podría enterarse de cuáles son sus áreas de especial interés y ofrecer al niño en su primer día de clase libros o actividades relacionadas con estas áreas de interés).
Discapacidad para la Interacción Social
Los niños con AS muestran poca capacidad para comprender reglas sociales complejas; son cándidos; son extremadamente egocéntricos; puede no gustarles el contacto físico; usan un tono de voz monótono o pomposo y poco natural; utilizan la mirada y el lenguaje corporal de modo inapropiado; son poco sensibles y no tienen tacto; malinterpretan las claves sociales; no pueden entender la "distancia social"; poseen poca habilidad para iniciar y sostener conversaciones; tienen un lenguaje bien desarrollado pero su comunicación es pobre; a veces se les pone el mote de "pequeños profesores" por su manera de hablar tan "adulta" y pedante; se aprovechan con facilidad de ellos ( ya que no perciben que los demás, a veces, les mienten o les hacen trampa); y normalmente desean formar parte del mundo social.
Sugerencias de Programación
  • Proteger al niño frente a intimidaciones y burlas;
  • En los grupos de mayor edad y cuando la ineptitud social es severa, intentar educar a sus compañeros sobre el niño con AS, describiendo sus problemas sociales como una auténtica discapacidad. Alabar a los compañeros cuando traten al niño con AS con compasión. Esta tarea puede evitar el que le consideren un "chivo expiatorio" y a su vez fomenta la empatía y la tolerancia en el resto de los niños;
  • Hacer énfasis en las habilidades académicas sobresalientes del niño con AS, mediante situaciones de aprendizaje colectivo en las cuales sus habilidades de lectura, vocabulario, memoria, etc., sean consideradas como algo valioso por sus compañeros y fomenten su aceptación;
  • La mayoría de los niños con AS quieren tener amigos, pero simplemente no saben cómo interaccionar. Debería enseñárseles a reaccionar frente a las claves sociales, y se les puede proporcionar un repertorio de respuestas para usar en las distintas situaciones sociales. Enseñar al niño qué decir y cómo decirlo. Plantear interacciones a dos y dejarles "hacer teatro". El sentido social de estos niños solamente mejora después de enseñarles una serie de reglas que los demás captan intuitivamente. Un adulto con AS comentó que había aprendido a "imitar el comportamiento humano". Una profesora universitaria con AS explicaba que sus indagaciones para entender las interacciones humanas le hacían sentirse como "una antropóloga proveniente de Marte";
  • Aunque les falta comprensión personal de las emociones de los demás, los niños con AS puedenaprender las respuestas correctas. Cuando han mostrado poco tacto, han insultado o han sido poco sensibles sin ninguna intención por su parte, debe explicárseles porqué su respuesta ha sido incorrecta y cuál hubiera sido la respuesta correcta. Los individuos con AS tienen que aprender las habilidades sociales de un modo intelectual: no poseen intuición o instinto social;
  • Los estudiantes mayores con AS pueden resultar beneficiados mediante el uso del "sistema del amigo". El profesor puede educar a un compañero sensible y sin discapacidad en relación con la situación del niño con AS y sentarlos a los dos juntos. Este compañero puede cuidar al niño con AS en el autobús, durante los recreos, en los pasillos, etc., e intentar incluirle en las actividades escolares;
  • Los niños con AS tienden a aislarse; por lo tanto, el profesor debe fomentar su participación con los demás. Promover una socialización activa y limitar el tiempo en que esté aislado y dedicado a sus intereses personales. Por ejemplo, un ayudante del profesor que se siente en la mesa del comedor puede animar al niño con AS a participar en la conversación con sus compañeros, no solamente interesándose por sus opiniones y haciéndole preguntas, sino también reforzando de manera sutil a los demás niños para que hagan lo mismo.
Gama Restringida de Intereses
Los niños con AS tiene preocupaciones excéntricas o fijaciones extrañas e intensas (a veces, coleccionar obsesivamente objetos poco usuales). Tienden a "dar conferencias" constantemente sobre sus áreas de interés; hacen preguntas repetitivas sobre sus intereses; tienen dificultades en expresar ideas; siguen sus propias inclinaciones sin considerar las demandas externas; y a veces, se niegan a aprender nada que no pertenezca a su limitado campo de intereses.
Sugerencias de Programación
  • No permitir que el niño con AS insista en discutir o hacer preguntas sobre intereses aislados. Limitar su comportamiento delimitando un rato especial cada día para que el niño pueda hablar de lo que le interesa. Por ejemplo: a un niño con AS que estaba obsesionado con los animales y planteaba infinitas preguntas sobre una tortuga que tenían como mascota en clase, se le permitían estas preguntas únicamente durante las pausas. Esto formaba parte de su rutina diaria y aprendió rápidamente a controlarse cuando quería plantear este tipo de preguntas fuera del tiempo establecido;
  • El uso de un refuerzo positivo dirigido selectivamente a adquirir una determinada conducta correcta es la estrategia crítica para ayudar al niño con AS. Estos niños son muy receptivos a las alabanzas (por ejemplo, en el caso de uno que haga preguntas sin descanso, el profesor puede alabarle siempre que haga una pausa y felicitarle por dejar que los demás hablen). Estos niños deben ser también alabados por comportamientos sociales simples y evidentes que se dan por sabidos en otros niños;
  • Algunos niños con AS pueden negarse a realizar tareas fuera de sus áreas de interés. Hay que transmitirles que se espera firmemente de ellos que completen su trabajo. El niño con AS tiene que tener muy claro que no es él el que manda y que debe obedecer una serie de reglas específicas. No obstante, hay que hacer la concesión de proporcionarle oportunidades para que desarrolle sus propios intereses;
  • En el caso de los niños especialmente recalcitrantes, puede ser necesario al principio individualizar todas sus tareas alrededor de sus áreas de interés (por ejemplo, si su interés son los dinosaurios, ofrecerle frases gramaticales , problemas de matemáticas y tareas de lectura y escritura que traten de dinosaurios). Gradualmente, hay que introducir otros temas en las tareas;
  • A los estudiantes pueden asignárseles tareas que liguen su interés con el tema estudiado. Por ejemplo, en una lección de estudios sociales, a un niño obsesionado con los trenes puede pedírsele que investigue sobre los medios de transporte que usa la gente de su país;
  • Usar la fijación del niño para ampliar su repertorio de intereses. Por ejemplo, en una lección sobre bosques tropicales, al estudiante con AS que estaba obsesionado con los animales se le pidió no solamente el estudio de los animales tropicales, sino también el estudio del bosque en sí, considerado como la casa de estos animales. De este modo, se sintió motivado para aprender cosas acerca de los habitantes locales, que se veían forzados a abatir el bosque de los animales para poder sobrevivir.
Escasa Concentración
A menudo, los niños con AS no se concentran en su tarea, distraídos por estímulos internos; son muy desorganizados; tienen dificultad en mantener el punto de focalización en las actividades escolares (no tanto debido a su falta de atención, sino a que el punto de focalización es "extraño"; el individuo con AS no puede discernir lo que es relevante, por lo tanto su atención se focaliza en estímulos irrelevantes); tienden a retraerse en mundos interiores complejos de una manera mucho más intensa que la típica actitud de "soñar despiertos" y tienen dificultades de aprendizaje en una situación de grupo.
Sugerencias de Programación
  • Para que el niño con AS sea productivo en clase, debe proporcionársele una exhaustiva reglamentación de la estructura externa. Las tareas deben ser divididas en unidades pequeñas, y debe ofrecérsele una ayuda y una reorientación constantes por parte del profesor;
  • A los niños con problemas de concentración importantes les suelen resultar útiles las sesiones de trabajo con una duración determinada. Esto les ayuda a organizarse. El trabajo de clase que no se haya terminado dentro de los límites de tiempo asignados (o que se haya realizado de modo descuidado) deberá hacerse durante el tiempo libre del niño (por ejemplo, durante los recreos o durante el tiempo que se utilice para sus áreas de interés). Los niños con AS suelen ser a veces testarudos; necesitan expectativas firmes y un programa estructurado que les muestre que el cumplimiento de las reglas conduce a un refuerzo positivo (este tipo de programa motiva al niño con AS a ser productivo y en consecuencia, aumenta su autoestima y baja su nivel de estrés, ya que se siente competente);
  • En el caso de estudiantes con AS integrados en escuelas normales, debido a su escasa concentración, su ritmo lento de trabajo y una desorganización importante, puede que sea necesario disminuir la carga de deberes a realizar en casa o proporcionarles un tiempo extra en una clase especial, en la que un profesor de educación especial les pueda proporcionar la estructura adicional que el niño necesita para terminar su trabajo de clase de casa (algunos niños con AS son tan poco capaces de concentrarse que no se debe estresar a los padres para que pasen varias horas cada noche ayudando a su hijo a terminar los deberes);
  • Sentar al niño con AS en la primera fila de la clase y hacerle preguntas a menudo para ayudarle a mantener la atención en la lección que se esté impartiendo;
  • Buscar un signo no verbal (por ejemplo, una palmadita cariñosa en el hombro) para los momentos en que no esté atendiendo;
  • Si se usa el "sistema del amigo", sentar al amigo del niño cerca de él para que éste le pueda recordar al niño con AS que siga con la tarea o escuche la lección;
  • El profesor debe intentar de modo activo que el niño con AS abandone sus pensamientos/fantasías internas y se centre en el mundo real. Esto es una batalla constante, ya que el niño se encuentra más cómodo en su mundo interno que en el mundo real. En el caso de los niños de menor edad, debe estructurarse incluso su tiempo de juego libre, ya que tienden a sumergirse de tal modo en juegos de su propia fantasía solitarios y ritualizados que pierden el contacto con la realidad. El fomentar que un niño con AS participe en un juego de mesa con uno o dos compañeros, supervisándolo de cera, no solamente estructura el juego, sino que le proporciona una oportunidad para practicar habilidades sociales.
Escasa Coordinación Motora
Los niños con AS son físicamente patosos y torpes; tienen un modo de andar rígido y torpe; no tienen éxito en los juegos que implican habilidades motoras; y presentan deficiencias de motricidad fina que pueden causar problemas de grafomotricidad, un ritmo de trabajo lento y pueden afectar su capacidad para el dibujo.
Sugerencias de Programación
  • Enviar al niño con AS a un programa especial de educación física, en el caso en que los problemas de motricidad gruesa sean severos;
  • Incluir al niño con AS en un en un programa de educación física orientado hacia la salud y el mantenerse en forma, y no en un programa de deportes competitivo;
  • No obligar al niño a participar en deportes competitivos, ya que su falta de coordinación motora puede crearle frustración y dar lugar a bromas por parte de los miembros del equipo;
  • Los niños con AS pueden necesitar un programa altamente individualizado, mediante el cual aprendan a escribir, dibujar y copiar en un papel, así como a coordinar su escritura en la pizarra. El profesor debe guiar la mano del niño reiterativamente para formar letras y conectarlas entre sí, dándole al mismo tiempo instrucciones verbales. Una vez que el niño haya memorizado las instrucciones verbales, será capaz de repetírselas a sí mismo para hacer las letras él solo;
  • Para los niños con AS de menor edad, puede ser útil el que cuenten con un modelo de las letras en papel, para que controlen el tamaño y la uniformidad de las letras que dibujan. Esto también les obliga a tomarse su tiempo para escribir con cuidado;
  • Cuando se les mande a los alumnos una tarea en un tiempo determinado, no hay que olvidar que el niño con AS escribe más lentamente;
  • Los estudiantes con AS pueden necesitar más tiempo que el resto para terminar sus exámenes (el realizar estos exámenes en una clase especial puede proporcionarles no solamente más tiempo, sino también la estructura añadida y las directrices del profesor que estos niños necesitan para centrarse en su tarea).
Dificultades Académicas
Los niños con AS poseen un nivel de inteligencia medio o superior a la media, pero les falta pensamiento de alto nivel y habilidades de comprensión. Suelen ser muy literales: sus imágenes son concretas y su capacidad de abstracción pobre. Su estilo de hablar pedante y su impresionante vocabulario da la falsa impresión de que entienden lo que están diciendo, cuando en realidad están simplemente repitiendo de memoria lo que han oído o leído. Es frecuente que el niño con AS posea una excelente memoria mecánica, es decir, el niño puede responder como un vídeo que reproduce una secuencia establecida. Sus habilidades para resolver problemas son escasas.
Sugerencias de Programación
  • Ofrecerle un programa de aprendizaje académico altamente individualizado, que le permita alcanzar éxitos de forma constante. El niño con AS necesita encontrarse muy motivado para no seguir sus propios impulsos. El aprendizaje ha de ser gratificante y no provocarle ansiedad;
  • No dar por supuesto que el niño con AS ha entendido algo, simplemente porque es capaz de repetir como un loro lo que ha oído;
  • Ofrecer explicaciones adicionales y tratar de simplificar los conceptos más abstractos de las lecciones;
  • Sacar partido de la memoria excepcional de estas personas. El recordar información sobre hechos es con frecuencia su punto fuerte;
  • Muy a menudo, no entenderán los matices emocionales, la comprensión en múltiples niveles y los problemas de relación tal y como se presentan en las novelas;
  • Las tareas escritas realizadas por personas con AS son a menudo repetitivas, saltan de un tema a otro y tienen connotaciones de palabras incorrectas. Con frecuencia, estos niños no aprecian la diferencia que existe entre el conocimiento de tipo general y sus propias ideas y por lo tanto, presuponen que el profesor entenderá sus expresiones algunas veces rebuscadas;
  • Los niños con AS suelen tener un nivel de lectura excelente, pero su comprensión del lenguaje es pobre. No hay que dar por sentado que entienden todo aquello que leen con tanta facilidad;
  • Su trabajo académico puede tener poca calidad, debido a que el niño con AS no está motivado para hacer esfuerzos en aquellas áreas en las que no está interesado. El profesor debe mostrarle con firmeza que espera de él cierta calidad en su trabajo. Cuando deba realizar un trabajo en un tiempo determinado, no solamente debe terminarlo, sino que debe hacerlo de modo cuidadoso. El niño con AS corregirá el trabajo que haya realizado de modo descuidado durante los recreos o en el tiempo asignado para sus intereses personales.
Vulnerabilidad Emocional
Los niños con síndrome de Asperger son lo suficientemente inteligentes como para competir en un sistema educativo normal, pero a menudo no poseen los recursos emocionales suficientes como para responder a las demandas de la clase. Debido a su falta de flexibilidad, estos niños se estresan con facilidad. Su autoestima es baja, y a menudo son muy autocríticos y no son capaces de permitirse errores. Las personas con AS, especialmente los adolescentes, pueden ser propensos a la depresión (existe información documentada sobre un alto porcentaje de depresiones en adultos con AS). Las reacciones de rabia y los estallidos de cólera suelen ser respuestas frecuentes a su estrés/frustración. Los niños con AS no suelen estar relajados y se encuentran fácilmente superados cuando las cosas no son como deberían de ser, según su punto de vista rígido. Interaccionar con otra gente y responder a las demandas ordinarias de la vida cotidiana puede ser para ellos un esfuerzo continuo y hercúleo.
Sugerencias de Programación
  • Prevenir los estallidos ofreciéndoles un alto nivel de coherencia. Preparar a estos niños frente a los cambios que se produzcan en la rutina diaria, para aminorar el estrés (ver la sección de "Resistencia al cambio"). Los niños con AS a menudo tienen miedo, se enfadan o se entristecen frente a cambios forzados o inesperados;
  • Ayudar a los niños a manejarse cuando se sientan superados por el estrés, para prevenir estallidos. Ayudar al niño escribiéndole una lista de pasos muy concretos que tiene que dar cuando se perturba (por ejemplo, 1- Respirar profundamente tres veces; 2- Contar despacio tres veces los dedos de su mano derecha; 3- Decir que quieren ver al profesor de educación especial, etc.). Incluir en esta lista un comportamiento ritual con el cual el niño se encuentre a gusto. Anotar estos pasos en una tarjeta, para que el niño la introduzca en su bolsillo y la tenga siempre a mano;
  • El profesor debe intentar limitar al mínimo que sus emociones negativas se reflejen en su tono de voz. Hay que mantenerse en calma, ser coherente y firme en la relación con el niño con AS, mostrándole claramente sentimientos compasivos y haciendo gala de paciencia. Hans Asperger, el psiquiatra que dio nombre a este síndrome, observó que "el profesor que no entienda que al niño con AS hay que enseñarle cosas aparentemente obvias se sentirá impaciente e irritado"; No hay que esperar que el niño con AS admita que está triste o deprimido. Del mismo modo que no pueden percibir los sentimientos de los demás, estos niños pueden no ser conscientes de sus propios sentimientos. A menudo, encubren su depresión y niegan sus síntomas;
  • Los profesores deben estar alerta frente a los cambios de comportamiento que puedan indicar la existencia de una depresión, tales como mayores niveles de desorganización que los usuales, falta de atención y aislamiento; umbral de estrés menor; fatiga crónica; llanto; comentarios sobre el suicidio, etc.. En estos casos, no hay que dar por válido el hecho de que el niño afirme que se encuentra bien.
  • Hacer un informe sobre dichos síntomas para el terapeuta del niño, o remitirle a un servicio de salud mental para que evalúe su depresión y le asigne un tratamiento, si fuera necesario. Es muy importante que la depresión se diagnostique lo antes posible, debido a que estos niños son generalmente incapaces de valorar sus propias emociones y no pueden por lo tanto buscar consuelo en los demás;
  • Ser conscientes de que los adolescentes con AS son especialmente proclives a la depresión. Las habilidades sociales son muy valoradas en la adolescencia, y el estudiante con AS se da cuenta de que es diferente de los demás y de que tiene dificultades para establecer relaciones normales. El trabajo académico se vuelve más abstracto, y el adolescente con AS encuentra las tareas que se le asignan cada vez más difíciles y complejas. En cierta ocasión, los profesores observaron que un adolescente con AS ya no lloraba cuando se le daban tareas de matemáticas, y pensaron por lo tanto que estaba aceptando la situación mucho mejor. En realidad, se observó posteriormente un mayor grado de desorganización y una menor productividad en sus deberes de matemáticas, que mostraron que se estaba refugiando cada vez más en su mundo interno para evitar las matemáticas, y por lo tanto, no estaba en absoluto encajando bien la situación;
  • Es fundamental que los adolescentes con AS que estudian en un entorno normal tengan a un determinado profesor como soporte, con el cual puedan hablar por lo menos una vez al día. Mediante este encuentro diario con el adolescente y con la ayuda de las observaciones que le hagan los demás profesores, este profesor de apoyo podrá valorar si el niño se encuentra bien o no frente a determinada situación;
  • Tan pronto como aparezcan dificultades de aprendizaje en un área determinada, los niños con AS deben recibir asistencia académica. Estos niños se encuentran fácilmente sobrepasados y reaccionan frente al fracaso de manera mucho más negativa que el resto de los niños;
  • Los niños con AS que son emocionalmente frágiles pueden necesitar una escuela de educación especial con clases muy estructuradas que les puedan ofrecer un programa académico individualizado. Estos niños necesitan un ambiente de aprendizaje en el cual se sientan competentes y productivos. Por lo tanto, mantenerlos en un entorno académico normalizado, donde no puedan captar determinados conceptos y no sean capaces de realizar sus tareas, solamente sirve para disminuir su autoestima, aumentar su aislamiento y poner las bases para que aparezca una depresión. (En algunos casos, en vez de llevarle a una escuela de educación especial, puede bastar con asignarle al niño una persona de apoyo. Este ayudante le ofrecerá apoyo afectivo, estructura y realimentación constante.)
Los niños con síndrome de Asperger se sienten tan fácilmente superados por la existencia de factores ambientales estresantes y tienen una discapacidad tan profunda para establecer relaciones interpersonales, que no es sorprendente que den una impresión de "vulnerabilidad frágil y comportamiento infantil patético". Everard escribió que cuando estos jóvenes se comparan con sus compañeros normales, "se capta de modo instantáneo qué diferentes son y el enorme esfuerzo que han de realizar para vivir en un mundo en el cual no se hacen concesiones y al cual han de acoplarse".
Los profesores juegan un papel vital a la hora de ayudar a los niños con AS a negociar con el mundo que les rodea. Debido a que los niños con AS son con mucha frecuencia incapaces de expresar sus miedos y sus angustias, depende de la actuación de determinados adultos a su alrededor el que abandonen la seguridad de sus fantasías interiores y vivan en el mundo exterior. Los profesionales que trabajan con estos jóvenes en las escuelas deben proveerles de la estructura externa, la organización y la estabilidad de la cual carecen. El uso de estrategias de enseñanza creativas con personas que sufren de este síndrome es fundamental, no solamente para facilitar el éxito académico, sino también para ayudarles a sentirse menos alejados de los demás seres humanos y menos sobrepasados por las demandas ordinarias de la vida cotidiana.

lunes, 9 de enero de 2012

ESCUELA INCLUSIVA... UN LARGO CAMINO

Cuando hablamos de escuela inclusiva se suele pensar en los establecimientos destinados a niños y adolescentes con discapacidad. Pero la escuela inclusiva no se limita a esa población sino que se orienta a un grupo mucho mayor, formado por niños, adolescentes y jóvenes que por diferentes razones tienen dificultades para aprender en la escuela.

La escuela inclusiva ofrece el espacio para lograr el reconocimiento del derecho que todos tenemos a pertenecer a una comunidad, construir cultura e identidad con los otros y a educarnos en las instituciones formalmente reconocidas, cualquiera sea el medio social, la cultura, la ideología, el sexo, la etnia o situaciones personales derivadas de una discapacidad física, intelectual, sensorial o, incluso, de una sobredotación intelectual.
Cuando se habla de “inclusión” es común confundirlo con el término de “integración”. Si bien son términos muy similares, contienen una diferencia. La integración se refiere al proceso de enseñar juntos a niños con y sin n.e.e. ( necesidades educativas especiales)
La inclusión es una concepción mucho más profunda. La escuela inclusiva enfatiza el sentido de comunidad, para que todos tengan la sensación de pertenencia, apoyen y sean apoyados por sus pares y demás miembros de la comunidad escolar, al tiempo que se encuentran respuestas adecuadas a sus necesidades educativas especiales.
En la inclusión, el centro de atención es la transformación de la organización y la respuesta educativa de la escuela para que acoja a todos los niños y jóvenes, y tengan éxito en el aprendizaje.
El mérito de las escuelas inclusivas es que, además de ser capaces de dar una educación de calidad a todos los alumnos, se logre cambiar las actitudes de discriminación, para crear comunidades que acepten a todos, y por ende, colaboren en la construcción de una sociedad integradora.
El principio general que debe regir en las escuelas inclusivas es que todos los niños deben aprender juntos omitiendo sus dificultades y diferencias individuales, centrando su mirada en las fortalezas. Deben adaptarse a los diferentes ritmos de aprendizaje de los alumnos y garantizar una enseñanza de calidad. Los alumnos deben recibir todo el apoyo adicional necesario para garantizar una educación eficaz.
El principal reto de la integración de alumnos con n.e.e en escuelas comunes consiste en modificar las actitudes y la organización de la institución escolar en su conjunto. Esto implica cambios en todo el proyecto educativo, influyendo principalmente en:
Principios educativos y objetivos generales.
Normas de convivencia.
Planificación de la enseñanza.
Ordenación de ciclos, grupos, etc.
Organización de los recursos.
Conexiones con los servicios de apoyo.
Disposición de los espacios y su distribución.
Metodología empleada.
Criterios y métodos de evaluación.
Es importante señalar algunos aspectos que obstaculizan la integración escolar. De entre ellos se encuentran:
Excesivo número de alumnos por aula
Limitaciones del edificio escolar
Ausencia o mala planificación de la enseñanza
Ausencia de servicios de apoyo
Ausencia del trabajo de equipo por parte de profesores y alumnos
Criterios rígidos de evaluación
Falta de comunicación centro-familia.
En contrapartida de estos aspectos, la escuela inclusiva debe asumir ciertas características para que ésta logre asegurar el buen funcionamiento de la integración escolar. De entre ellas se destacan:
1) Respeto por la ley
2) Número de alumnos por aula: un máximo de dos niños integrados en aulas de entre 25-30 alumnos.
3) Sistema de poder: centro ( Fundación ) organizado por órganos en cuyas decisiones hay participación conjunta.
4) Nivel de comunicación interna: existencia de órganos colegiados (Consejo Escolar, asamblea de padres, etc.).
5) Comunicación entre la escuela y su entorno social: integración también en la colectividad (barrio, familia, sociedad).
6) El trabajo en equipo de los profesores y su estabilidad: permanencia estable de los profesores.
Para que la escuela de hoy pueda asumir con éxito la integración, también es necesario tener en cuenta que el profesor-maestro posea una actitud de aceptación positiva de las diferencias, como también una buena preparación pedagógica para estar capacitado a observar y conocer a sus alumnos, para adaptar mejor la enseñanza y sus condiciones a las características particulares de cada uno. Además es necesario que la estructura interna de los grupos manifieste un grupo cohesionado. Por último, también es necesario agregar la importancia de la metodología empleada basada en las particularidades de cada alumno.
Gran parte de la labor a favor de la inclusión, es proporcionada (como es mencionado) por la escuela. Sin embargo, ésta tarea no le corresponde solamente a ella, sino que nos corresponde a todos, al estado, a la sociedad, a todo el sistema educativo
. De allí, ésta afirmación:
”Los niños que aprenden juntos, aprenderán a convivir mejor en una sociedad”

domingo, 8 de enero de 2012

Un mal modelo de integración escolar es perjudicial para el niño con Autismo



Una de las mayores reclamaciones de las familias de niños con Autismo es la integración escolar. De hecho, es habitual que la legislación de muchos países contemple la integración escolar como un derecho. El problema es que cumplir con este este derecho o es imposible o acaba siendo contraproducente para la evolución adecuada del niño.

¿Por qué el actual modelo de “integración” es malo?

Existen diversos factores que hacen que la “integración” escolar sea en muchos casos o inviable o una muy mala solución para el niño.

En primer lugar nos encontraremos con centros que sencillamente no están preparados. Al niño con Autismo se le escolariza en un aula ordinaria, en la cual, los apoyos son o escasos o no existen. ¿Y qué sucede? Pues que el maestro o maestra se encuentra con un aula con 20 y tantos niños (o más) y uno de ellos con autismo. El personal docente no está cualificado para atender a un niño o niña con este trastorno, y además, lo habitual es que el niño cree continuos problemas en el aula. Con lo cual, las familias de los otros niños, y por supuesto el personal del centro van a llevar a cabo todo tipo de acciones para que el niño sencillamente se vaya del centro.

En segundo lugar, sencillamente no va a ser integrado, se le derivará a un centro de educación especial y punto.

Existe una tercera opción, que son los centros ordinarios donde existen aulas de integración. Donde dos a tres profesores de educación especial atenderá a unos 6 a 8 niños (esto en el mejor de los casos) de diversos perfiles.

Hay una cuarta opción, pero esa es la buena, y las posibilidades de que un niño acceda a esas plazas son tan escasas que lo voy a obviar, ya que es la opción deseable. Una integración escolar real y de calidad.

Y ahora analicemos desde el punto de vista de las necesidades del niño. Nos centraremos en lo que el niño necesita en diferentes etapas y luego veremos de esas necesidades cuales cubre el modelo actual.

Cuando un niño es diagnosticado con Autismo, nos vamos a centrar en niños de 2 a 4 años, con ausencia de comunicación, estereotipias, berrinches, etc,… (Un cuadro típico de autismo), lo normal es que el niño reciba una educación porque es un derecho universal. Pero, en el caso que nos ocupa aquí todo es diferente.

La primera intervención que el niño debe recibir está orientada en dos aspectos iniciales:
■Comunicación
■Autonomía personal

Necesitamos que el niño tenga herramientas de comunicación válidas. Sean estas verbales o no. A su vez, necesitamos que el niño pueda ir solo al lavabo, vestirse y desvestirse solo y comer solo.

Una vez que el niño tiene comunicación, lo primero que conseguimos es reducir de forma notable sus frustraciones, berrinches, etc,… Con lo cual el manejo emocional va a ser mucho más fácil. Y al existir la comunicación podremos educar. Sin comunicación la educación es casi inviable.

Para llevar a cabo esta primera fase necesitaremos un ratio 1/1 y entre 4 y 5 horas diarias de trabajo de calidad. Como es lógico, se diseñará un modelo de intervención a la medida del niño. Debemos por tanto dar al niño una intervención intensiva y centrada en las necesidades del niño. El objetivo es desarrollar el 100% del potencial, el cual como es lógico variará en función del niño. Durante este periodo inicial, deberemos de realizar una labor paralela, la de educar al resto de niños del centro en la diversidad.

¿Nos ofrece el modelo público de integración esta opción?

En centros ordinarios, que nosotros sepamos NO.

Una vez el niño adquiere habilidades suficientes iniciaremos el proceso de integración global, el cual, también debe de realizarse durante los recreos, el comedor, etc,… Y a partir del momento en que el niño ya dispone de suficientes habilidades ya no requerirá de un ratio 1/1 de forma permanente. Pero, cuando vaya a su clase de referencia, deberá de estar acompañado por un educador o educadora con la formación adecuada. De manera que el niño tenga una correcta integración en el aula ordinaria. Y esto implica también formar a los compañeros, este aspecto es fundamental. Será de gran importancia el desarrollo de talleres de juegos y habilidades sociales, en los cuales, todos los niños van a beneficiarse. Y el niño con autismo será mejor integrado a todos los niveles. El modelo de co-responsabilidad educativa se impone. Todos se implican, todos se benefician.

En esta nueva fase, es muy importante el afianzamiento de las habilidades adquiridas y el desarrollo de las nuevas. Es muy posible que el niño empiece a tener mayor comunicación verbal, quizá no sea la mejor, pero esta va a ir en aumento. También es importante verificar que no existen desordenes sensoriales que alteren de forma sustancial la percepción global del niño. Es importante hacer un programa de integración sensorial en caso de que el niño lo requiera, así como trabajar psicomotricidad. Estamos también preparando al niño para la lectoescritura, y para ello es importante que tenga suficientes recursos. Va ha haber un antes y un después, a medida que las capacidades lectoras del niño aumenten, también lo harán sus capacidades de comprensión oral. Aunque no debemos olvidar que los apoyos visuales van a seguir siendo muy importantes.

Usar los tiempos de recreos para trabajar la sociabilidad es fundamental. Los monitores de patio deberán de asistir al niño con autismo para mejorar la integración en el grupo, para ayudar en la comprensión del juego, para hacer partícipes al resto de niños de la integración correcta del niño con autismo.

A su vez, el niño recibirá un apoyo continuado, ya sea en su aula de integración en su aula de referencia con el resto de sus compañeros. De esta forma, conseguiremos que el niño avance en sus estudios y que poco a poco, la adaptación curricular vaya disminuyendo.

¿Nos ofrece el modelo público de integración esta opción?

En centros ordinarios, que nosotros sepamos NO.

Y aquí paramos, no es necesario seguir. ¿Cual son las consecuencias de un mal modelo de integración? Pues que el niño para avanzar debe recibir la intervención fuera de las horas de clase, pero el niño está cansado y por tanto su evolución no va a ser la esperada, y como es lógico, no podemos darle 5 horas de terapia tras estar todo el día en el colegio.

Como el niño no avanza de la forma esperada su futuro es poco esperanzador, ya que en el momento que llegue el paso a secundaria será enviado directamente a una centro de educación especial. Con lo cual, hemos estado perdiendo el tiempo durante todo el proceso de primaria ¡Para ese viaje no hacen falta alforjas!

Un sistema mal diseñado le ha robado al niño sus oportunidades, y cuando el niño tiene ya 9 o 10 años, francamente, salvo que tengamos una máquina del tiempo, aquí no hay marcha atrás. Y muchas familias se plantean si no habría sido mejor haber empezado en educación especial. Claro que en ese momento ya es tarde. Y todo este drama lo ha generado un modelo que todo el mundo sabe que no funciona. Y si no funciona, ¿Por qué lo usan?

He revisado diversos textos sobre modelos de integración escolar para niños con Autismo, y los hay muy buenos, pero ¿dónde los aplican? Ese es el problema. Tenemos por un lado a familias que luchan denodadamente para que sus hijos acudan a centros ordinarios. Al final lo consiguen, pero luego el niño no recibe la atención adecuada y las consecuencias ya las sabemos. Entonces ¿Para qué diantres estamos luchando por integrar a los niños? ¿Qué falla en todo esto?

Quizá debamos de replantear todo el modelo desde cero. Sabemos que el modelo de integración es el correcto, pero este modelo debe disponer de los medios adecuados, ya que si no existen medios no es integración, es otra cosa. Y además perjudica al niño.

¿Es un problema de coste económico? Eso dicen, pero yo creo que esa afirmación se basa en la ignorancia. Un centro de educación especial es un centro muy costoso. Si dedicamos recursos al principio, entre los 2 y los 6 años de edad, el niño con autismo, en casi todos los casos va a presentar una evolución magnífica, por tanto, a medida que el niño crece y avanza, el costo disminuye. Es decir, lo que invertimos hoy lo ahorramos mañana. Si no hacemos las cosas bien, el costo va a ser elevado de por vida. ¡Tan difícil es entender esto