viernes, 23 de marzo de 2012

RABIETAS Y CRISIS EN LUGARES PÚBLICOS

 

“Cada vez que vamos al supermercado Billy tiene una rabieta que se convierte rápidamente en una crisis. Me tengo que volver a casa y la gente miran y hace comentarios groseros. Yo siento que no puedo llevarlo a ningún lado."


¿Por qué ocurre esto? 
Hay dos razones principales:
  • Sobrecarga sensorial
  • Deseo de algo que el niño no puede tener

Cada escenario requiere un enfoque diferente.

Las crisis por una sobrecarga sensorial son muy comunes en lugares públicos, particularmente en los supermercados o algunas tiendas. Hay muchos estimulantes sensoriales en un supermercado u otro lugar público.
  • Luces fluorescentes y luces brillantes que pueden parpadear o hacer un zumbido muy molesto para las personas con autismo
  • Las variaciones de temperatura con zonas frías cercanas a las heladeras o congeladores y templadas cerca de la panadería pueden ser irritantes
  • Los olores. Los productos de pescado, carne, panadería y los pollos emiten olores que pueden ser incómodos para un niño o persona con autismo
  • Olor a otras personas – otros compradores pueden usar perfume o el olor corporal
  • Ruidos -grandes multitudes ruidosas, anuncios de altavoz, cajas registradoras, otros ruidos inesperados desconocidos y abrasivos, música de fondo
  • El ruido del aire acondicionado
  • La proximidad de las personas en los pasillos, chocando con la gente, haciendo cola para pagar los artículos
  • Las personas con diferencias -a veces los niños con autismo pueden no entender a las personas con diferencias y puede querer hacer comentarios al respecto muy fuerte- ¿por qué ese hombre es gordo?, ¿Por qué esa señora tiene una sola pierna?, ¿por qué ese chico está en silla de ruedas? Ese bebé es muy raro, etc.

El padre o cuidador puede ya estar estresado, cansado y distraído y perder algunas de las claves de que el colapso es inminente. La sobrecarga sensorial se pueden acumular rápidamente y el niño entonces hace una conducta para escapar del medio ambiente. Esto generalmente se manifiestan como una especie de rabieta o conducta autoagresiva y con mamá o papá saliendo lo más rápido posible, un montón de miradas y sin haber hecho la compra.

Querer algo que el niño no puede tener

Cuando un niño con autismo quiere algo que no puede tener la rabieta resultante es una gran causa de sufrimiento para el niño y su familia. El tema se relaciona generalmente con interés obsesivo del niño, y por lo tanto la angustia de no conseguir el tema es muy grande y lo expresa en un volumen alto. La rabieta resultante puede hacer que el padre trate de salir de la tienda muy rápido, muy avergonzado y molesto con el niño y arrastrando las compras.

Consejos para evitar estas crisis: 
  •  Evitar algunos pasillos en particular -por ejemplo, el pasillo de los juguetes
  •  Evitar ciertas tiendas es también una buena idea.
  • Ser firme con el niño y recompensar el buen comportamiento
  • Tener una distracción en la cartera, o utilizar un sistema de recompensas en el que el niño pueda escoger la opción que desee como una recompensa después de ganar los puntos suficientes
  • Manténgase firme. Los niños con autismo tienen que saber que no siempre pueden tener lo que quieren.

Preparación 

La preparación es esencial para evitar problemas de conducta y ser capaz de responder adecuadamente a los que puedan surgir. La preparación del niño les ayuda a saber qué comportamiento se espera. Los niños con autismo no saben automáticamente cómo comportarse en situaciones particulares. Indique el comportamiento que desea antes de ir a la tienda. Esto se puede hacer verbalmente o con una historia social.

Distraer 

Tenga algo en su cartera para que el niño juegue como una distracción. A veces a los niños con autismo de alto funcionamiento con autismo les gusta mirar la lista de compras o un mapa de la tienda y ayudar a localizar los objetos. Pesar, contar, sumar y medir son también buenos distractores.

Soportes físicos 

Asegúrese de que el niño tenga algo que puede ayudar a enmascarar el ruido -un reproductor de música, tapones para los oídos, un sombrero o un buso con capucha. Los anteojos de sol pueden ser útiles si las luces fluorescentes son demasiado brillantes.

Otras ideas
  • Elija un momento en el que en la tienda haya menos gente -suena obvio, pero ir en un momento más tranquilo puede hacer mucha diferencia
  • Esté especialmente consciente del tiempo cerca de los días festivos, Navidad / Semana Santa cuando hay distracciones extra en la tienda y las cajas están muy ocupadas
  • Asegúrese de conocer la salida más rápida y segura de la tienda / centro comercial / restaurante / sala de cine, etc. Ser capaz de salir rápidamente puede ayudar en una situación de crisis
  •  Las historias sociales y reportajes fotográficos sobre el supermercado pueden ayudar y pueden ser adaptadas a cada situación individual
  • Si todo esto falla y es totalmente imposible ir al supermercado con su hijo, restaurantes, etc. utilizar un tiempo de respiro para ir de compras mientras un cuidador se queda con su hijo

Rabieta y crisis 

  • Mantenga la calma. Este es el aspecto más difícil de manejar en una crisis. Su hijo lo necesita para estar tranquilo ahora más que nunca
  •  Hable con voz firme y suave. Si el niño está sobrecargado una gran voz sólo servirá para aumentar la confusión. Una voz firme y suave puede proporcionar al niño algo en qué centrarse y comodidad
  •  Use pocas palabras – hablar demasiado, no ayudará al niño, sólo lo sobrecargará más
  • Use el nombre del niño. Diga: “Basta. Ponete de pie. Tiempo de ir”
  • Llevarlo de la mano, o del brazo si es necesario y caminar con firmeza pero con calma, alejarse de donde está teniendo la crisis. Puede que tenga que salir del centro por completo.
  • Busque un espacio seguro -los niños necesitan un lugar fresco y oscuro o familiar para calmarse
  • Enfriamiento -asegúrese de que el niño no se haya sobre calentado o deshidratado, el sobrecalentamiento y la deshidratación pueden causar o exacerbar la situación
  • Ignore a los demás. Los miembros del público miran, hacen comentarios que en general son poco útiles. No haga caso. Puede usar tarjetas de toma de conciencia del autismo que digan: ”Por favor disculpe el comportamiento de mi hijo que él / ella tiene autismo”

Recuerde que todo comportamiento es un intento de comunicación – que podría significar:
  • Sobrecargado
  • Aburrido
  • Frustrado
  • Dolor o malestar

Conozca los signos de cada tipo de comportamiento y la mejor respuesta para ayudar a calmar al niño.

Fuente: Autism Help



miércoles, 21 de marzo de 2012

LA CRIANZA MÁS ALLA DE LOS PATRONES…




En estos últimos tiempos he observado que estamos creados y criados en base a una serie de patrones y reglas, que según indican lo que es bueno y lo que es malo; así fuimos creciendo, llegamos a ser padres, y seguimos los mismos parámetros, porque siempre nos dijeron que así tenía que ser. Dios me ha regalado la dicha de ser madre, y no nada más eso, sino de un niño maravilloso con una condición especial, segura estoy que ni no es por ello, en estos momentos no estaría escribiendo esto, ya que yo como madre de este niño, y así les debe pasar a todas las mamas tenemos que transitar por un camino lleno de etiquetas, juicios, prejuicios, donde somos juzgadas y hasta culpadas por haber traído al mundo a un niño especial, nunca nos hubiésemos dado cuenta de que este mundo si es egoísta, ya que el que no está bajo estas reglas sencillamente no funciona. 

¿Para qué son las reglas?... Una pregunta que de manera sencilla podemos decir que sirven para tener el control, y el que no las siga no funciona aquí; porque tenemos que permitir y aceptar que nuestros niños pasen por situaciones que los marcan como personas, simplemente porque tienen que seguir dichas reglas, es muy triste pensar que criamos a nuestros hijos de una manera tan autocrática,  donde sus sentimientos, miedos, emociones en todo momento son suprimidas, no llores, no grites, pórtate bien, lo hiciste mal..  entre otra cantidad de frases que los coartan y los limitan a ser libre y a desarrollarse a plenitud, porque simplemente es lo que está establecido, ya que como adultos traemos ese cumulo de información y creemos que debe ser así.
Día a día observamos básicamente en las instituciones educativas toda una serie de parámetros y directrices que rigen la conducta del niño, y no se encuentra por ningún lado un espacio que permita ser libre dentro de tanta estructura, y es que sencillamente la humanización no está presente, y lamentablemente todos estos ambientes debido tantas reglas hacen que los niños se frustren, lo que genera una serie de conductas que llevan a la agresividad y violencia.

Es hora de que nosotros como padres hagamos un análisis profundo acerca de cómo estamos criando a nuestros niños, ¿es necesario usar la violencia para una buena crianza?, y darle ese sentido humano, de libertad, de experimentar otra manera en pro de una crianza sana, tanto física como mentalmente…. Humanicemos la crianza…. 
Autor: Y.L.

viernes, 9 de marzo de 2012

Cómo tratar a un alumno con Síndrome de Asperger.



La tendencia general en la escuela es tratar a todos los alumnos como si fuesen iguales. Es un error. Pero, en el caso de los niños con Síndrome de Asperger (SA), todavía lo es más. El personal de la escuela debería hacer un esfuerzo por individualizar el trato y conocer las diferencias y necesidades de cada niño. Todos aquellos que van a estar en contacto con el niño con SA deben saber que se trata de una alteración del desarrollo que le hace comportarse y ver el mundo de forma distinta a sus compañeros. 
Hay una serie de principios generales que deben aplicarse en el colegio a la mayoría de niños con AS, según expone Stephen Bauer: 
— Las rutinas de las clases deben ser tan consistentes, estructuradas y previsibles como sea posible. A los niños con AS no les gustan las sorpresas. Deben ser preparados de antemano, cuando sea posible, frente a cambios y transiciones tales como cambios de horarios, días de vacaciones, etc. 
— Las reglas deben aplicarse con cuidado. Muchos de estos niños pueden ser bastante rígidos a la hora de seguir las "reglas", que aplican literalmente. 
— El profesorado debe aprovechar al máximo las áreas de interés especial del niño. El niño aprenderá mejor cuando figure en su agenda una de sus áreas de alto interés. Los profesores pueden conectar de modo creativo los intereses del niño con el proceso de aprendizaje. También se puede recompensar al niño con actividades que sean de interés para él cuando haya realizado de forma satisfactoria otras tareas, haya obedecido correctamente las reglas establecidas o se haya comportado correctamente. 
— La mayor parte de los estudiantes con AS responden muy bien al uso de elementos visuales: horarios, esquemas, listas, dibujos, etc. En este aspecto, se parecen mucho a los niños con trastornos generalizados del desarrollo (PDD) y autismo. 
— En general, hay que intentar que las enseñanzas sean bastante concretas. Se trata de evitar un tipo de lenguaje que pueda ser malinterpretado por el niño con AS, tal como sarcasmo, discursos figurativos confusos, modismos, etc. Hay que intentar romper desbrozar y simplificar conceptos y lenguaje abstractos. 
— Las estrategias de enseñanza explícitas y didácticas pueden ser de gran ayuda para que el niño aumente su capacidad en áreas "funcionales ejecutivas", tales como organización y hábitos de estudio. 
— Hay que asegurarse de que el personal del colegio fuera del aula (profesores de gimnasia, conductores de autobús, monitores de la cafetería, bibliotecarios, etc., estén familiarizados con el estilo y las necesidades del niño y hayan recibido un entrenamiento adecuado para tratarlo. Los entornos menos estructurados, donde las rutinas y las reglas son menos claras, tienden a ser difíciles para el niño con AS. 
— Hay que intentar evitar luchas de poder crecientes. A menudo, estos niños no entienden las muestras rígidas de autoridad o enfado, y se vuelven ellos mismos más rígidos y testarudos si se les obliga a algo por la fuerza. Su comportamiento puede descontrolarse rápidamente, y llegados e este punto, es mejor que el profesional de marcha atrás y deje que las cosas se enfríen. Es siempre mejor anticiparse a estas situaciones, cuando sea posible, y actuar de modo preventivo para evitar la confrontación, mediante la calma, la negociación, la presentación de alternativas o el desvío de su atención hacia otro asunto.

jueves, 8 de marzo de 2012

Practicar monólogo interno ayudaría a los niños con autismo



Practicar monólogo interno ayudaría a los niños con autismo

Enseñar a los chicos con autismo a desarrollar “monólogos interiores” en su mente podría ayudarlos a solucionar tareas cotidianas y aumentar sus posibilidades de tener una vida independiente a llegar a la adultez.
Al estudiar a un grupo de adultos con autismo, un grupo de psicólogos hallaron que el mecanismo del monólogo interior estaba intacto, aunque no siempre los autistas lo usan de la misma forma que las personas con desarrollo habitual.
En definitiva, los profesionales hallaron que el hecho de “pensar en palabras” también está fuertemente relacionado con la extensión de las capacidades comunicacionales de una persona que se arraigan en la infancia temprana.
Los resultados de la investigación indicarían que enseñar a los niños autistas a desarrollar la capacidad del monólogo interior los ayudaría a lidiar con tareas cotidianas. La investigación también sugiere que a los chicos con autismo les iría mejor en la escuela si fueran alentados a aprender su cronograma diario verbalmente en lugar de usar planes visuales, que suele ser el enfoque habitual.
La mayoría de las personas ‘piensan en palabras’ cuando tratan de solucionar problemas, lo que ayuda con el planeamiento y particularmente con las tareas complicadas“, dijo David Williams, del departamento de psicología de la Durham University, quien dirigió el estudio.
Los niños con desarrollo habitual suelen hablar en voz alta para guiarse sobre tareas complejas y es recién alrededor de los 7 años que desarrollan monólogos internos para tratar de resolver problemas.
Según datos mundiales, el autismo afecta a cerca del 1% de la población global. Esta condición incluye un espectro de trastornos que van desde el retraso mental y una profunda incapacidad de comunicarse hasta síntomas relativamente leves como los que se observan en personas con autismo de alto funcionamiento o síndrome de Asperger. Entre los patrones centrales del autismo se encuentran la mala capacidad de comunicación y la dificultad para socializar.
Fuente: HealthDay.com

viernes, 2 de marzo de 2012

EL LARGO CAMINO DE LA AMARGURA A LA FELICIDAD

Cuando uno tiene un hijo, siempre piensa en positivo, en que le dará lo mejor, procurará que no le falten las cosas que sus padres no pudieron tener, que ojalá sea médico, o astronauta, en fin, deseos.Pero un día todo ese horizonte se oscurece, como en una larga noche polar. Tu hijo empieza ha comportarse de forma “anormal”, a salir a toda velocidad del camino previsto.Uno piensa siempre en algo temporal, médicos, revisiones, pruebas, etc, un proceso de angustia largo en busca de la solución del “problema”.

Tu hijo es como un Gremlin sádico. Una especie de regalo del mismo Satanás. Ir a ningún lado con él es todo un drama, gritos, berrinches, carreras, en fin, todo un cúmulo de conducta horrorosa.  Es todo muy difícil, la hora de la comida es otro suplicio más, las noches en vela, los nervios, el resto del mundo te mira de reojo con cierto desprecio, mil miradas se clavan en tu espalda de forma dolorosa.

Con tu pareja, buff, desavenencias, nervios, gritos, tensión continuada. Por si no tuviésemos bastante con nuestro hijo, nosotros aderezamos la situación con mucha más tensión, por tanto, ¡TODOS de los nervios!

Llega el autismo, el rechazo al síndrome, la búsqueda del culpable, más tensión.  ¿Qué hacer? Buscas la “solución”, esa que sabes que no existe. El autismo no tiene solución te dicen, mientras tu vástago está dando berridos y tirado por el suelo en plena fase de posesión infernal. Hoy tiene un mal día, sus estereotipias se han disparado, su mal humor va en aumento, los gritos están en el aire. Pero no existe un Padre Merrin que armado de biblias y salmos libere a tu hijo de esa posesión. Claro, es que no está poseído, tiene autismo.

Empiezas a estudiar como si te fuera la vida en ello, vas de un sitio a otro buscando el mejor tratamiento, la píldora milagrosa. Una búsqueda infructuosa, cara, desalentadora, depresiva. Llega la amargura, como un batallón de húsares, que a la carrera arrasan hasta el más pequeño rincón de tu espíritu y el de los que te rodean, así de generosa es la amargura.

Esta amargura, que trae varios amigos, llamados frustración, infelicidad, depresión, nervios, tensión, ansiedad,  …, pero sobre todo trae algo terrible, el conflicto del amor.

El amor hacia nuestro hijo se vela de forma continuada, el sentimiento de “mi hijo me está jodiendo la vida” se apodera de nuestro ser, a su vez, la brecha entre la pareja se hace cada vez mayor. No sólo el amor hacia nuestro hijo sufre vaivenes, también hacia nuestra propia pareja. Luego viene la culpa, la vergüenza, ¡cómo podemos no amar de forma incondicional a nuestro hijo! Y el crack emocional se agrava.

Y para colmo, siempre aparece el típico optimista (lo reconozco, soy uno de ellos) que te dice, no te preocupes, esta es sólo una fase, con buenas terapias, buenos profesionales, mucha paciencia y mucho amor todo pasa. ¡Los cojones! Piensas, ¿dónde coño están esos buenos terapeutas?, los únicos que conozco no los puedo pagar o están a 500 kilómetros de mi casa. Y claro, cada vez que el optimista (que tiene que estar forrado de pasta seguro, sino, ¡de qué otra forma tiene tantas terapias y avances su hijo!) habla de la importancia de las 20 horas semanales mínimas de terapia, de que si esta prueba o aquella, que si la estimulación sensorial (¡estimu que!, se lo dije a la pediatra y me dijo ¡que no me metiese en sectas!) se te pone el cuerpo del revés. Y además de estar amargado te deprimes, ¡cojonudo, éramos pocos y parió la burra!

Y claro, los problemas crecen, cada día que pasa es peor que el anterior, es como vivir en el peor Gulag de Siberia, con la diferencia de que el carcelero se parece mucho a nuestro hijo.¿Cómo romper este circulo vicioso de amargura? Porque fácil no es, eso está claro, pero a fin de cuentas cada día hay más optimistas, ¿qué pasa, le ha tocado la lotería a todo el mundo menos a mi? Mi hijo no avanza, o avanza poquísimo, además para cada prueba que hay que hacerle es todo un martirio familiar, no olvidemos que además del esfuerzo emocional, que es muy elevado, tenemos un esfuerzo económico, que no siempre está al alcance de todos, bueno de los optimista si. Fulanita me contó que hay unos tratamientos (carísimos por supuesto) que son geniales, pero luego leo que otra gente dice que no lo son tanto que da igual si lo sigues o no, los resultados son los mismos. Luego veo que los optimistas, nunca usan esos métodos mágicos.

¡En qué quedamos!
¡Yo quiero ser optimista! Pero no sé cómo hacerlo.

Llegados a este punto de bloqueo, es el momento de romper con las diferencias, que en realidad no las hay. Los optimistas también las pasaron canutas, pero supieron -ya sea de motu propio o con ayuda de terceros- romper con el muro de la amargura y llegar a la felicidad.

Y ser feliz debe de partir de la premisa de no compararse con los demás, cada uno decide qué le provoca felicidad y qué no, y eso es subjetivo y  un derecho de cada persona, ese albedrío para decidir qué nos provoca felicidad y qué no.
No debemos entender que los optimistas se lo pasan bomba restregándonos lo bien que les va, todo lo contrario, debemos de pensar que si ellos lo consiguieron nosotros también podemos. Nuestros hijos no nos joden la vida, para eso nos bastamos nosotros solos, conozco a mucha gente que se jode la vida sin la ayuda de nadie. Tampoco es cuestión de ponerse en plan conformista, no creo que esa sea la vía.

Al final, cada uno encuentra la manera de superar las barreras autoimpuestas. Luego vienen los frutos, da igual la dureza con la que el autismo ataque a nuestros hijos, si tiene o no retraso mental, si tiene epilepsia o no, eso es irrelevante. Si nosotros conseguimos esa paz, la transmitiremos y nos daremos cuenta de que al final, son nuestros hijos los que nos enseñan a nosotros. A mí, mi hijo me ha enseñado a ser mejor persona, a discernir en las pequeñas cosas. ¡Que poco le estoy enseñando yo a él!

Daniel Comín
(Papa de Daniel )

http://autismodiario.org/2009/01/12/el-largo-camino-de-la-amargura-a-la-felicidad/